Actitud positiva: 7 pasos para volverte más optimista
Los optimistas no solo sienten una mayor alegría, sino que también viven durante más tiempo. Según los estudios realizados sobre este tema, el pensamiento positivo es beneficioso para la salud. En este artículo, te enseñamos a distinguir entre personas optimistas y pesimistas y te damos los mejores consejos en siete pasos para adoptar una actitud positiva.
Optimismo: ¿qué es exactamente?
La gente optimista ve el vaso medio lleno. En lugar de caminar con la cabeza gacha y centrarse en el lado negativo de las cosas, van por el mundo con confianza. El optimismo generalmente se refiere a adoptar una actitud positiva ante la vida.
¿Quieres empaparte de optimismo? Pues despídete de los malos pensamientos, deja los tonos negros en el armario y adopta una mentalidad de lo más colorida para abrirte a todo lo que la vida tenga por ofrecerte. Después de todo, el futuro siempre nos sorprende con cosas increíbles, ¿no crees?
Por supuesto, ir por la vida con sonrisa de oreja a oreja no nos protege de toda contrariedad. Sin embargo, con una actitud positiva resulta más fácil reconocer que se puede sacar algo positivo de cada etapa dura que atravesamos y que las situaciones difíciles van seguidas de momentos buenos.
¿Las personas optimistas tienen una vida más sana?
Allá por el siglo XVIII, diría Voltaire: “He decidido ser feliz porque es bueno para la salud”. Y, hace no tanto, la Universidad de Harvard lo corroboraría: sus estudios han demostrado que alguien optimista sufre con menos frecuencia ciertas afecciones como la depresión o incluso enfermedades cardiovasculares e hipertensión. Es decir, adoptar una actitud positiva prolonga la vida de una persona; hasta tal punto que hay información que demuestra que la gente optimista tiene un 15% más de esperanza de vida que la pesimista.
Por otra parte, los optimistas suelen gestionar mejor las emociones y los momentos de estrés. Por lo general, también se centran más en encontrar soluciones y a menudo son más creativos y flexibles que los demás. Según los científicos, estas cualidades, a su vez, tienen una influencia positiva en el bienestar general, la calidad de vida y las relaciones de una persona. Ten en cuenta, pues, que mantener una actitud positiva no solo te llevará a vivir más tiempo, sino a disfrutar de una calidad de vida más alta.
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Optimismo frente a pesimismo
Para un hombre o una mujer pesimista, el vaso está siempre medio vacío. Imagínate algo así: has perdido el tren esta mañana, otra vez tienes el móvil sin batería y encima hoy el café sabe a rayos. Si eres pesimista, verás todas estas situaciones como una cadena de contratiempos que solo confirma que el universo te odia. Y encima ya sabes de sobra que el día solo va a empeorar.
Ser pesimista significa esperar siempre lo peor. Según la psicología, la causa de estos pensamientos no es más que un mecanismo de defensa. Y tiene sentido: si no esperas nada positivo, habrá menos riesgo de sufrir una decepción.
Una mujer o un hombre optimista, por el contrario, adoptará una actitud distinta ante tales situaciones: no les dará tanta importancia o las verá como oportunidades o desafíos para poder progresar. Su lema será: “Cuando tocas fondo, solo queda subir”. La capacidad de ver en los problemas una posibilidad de mejorar al final refleja aquello de que los pensamientos positivos atraen cosas positivas. La conocida como ley de la atracción confirma que este tipo de actitudes pueden tener muy buenos resultados.
En realidad, sabemos de sobra que en la vida no todo es blanco o negro, sino que hay muchos grises entre medias; y precisamente aquí entran los realistas. Quienes forman parte de este último grupo se diferencian de los optimistas y los pesimistas porque no ven una experiencia como buena ni mala, es decir, no hacen juicios de valor sobre los diferentes aspectos de la vida. Una actitud realista va acompañada de un constante análisis y valoración de las oportunidades y riesgos que se presentan en nuestro camino.
Solemos ver a los optimistas como soñadores ingenuos y a los pesimistas como personas amargadas. En el caso de los realistas, su temple y su cabeza bien amueblada dan la impresión de que permanecen impasibles ante las dificultades.
Aunque cada ser humano tiene su propia personalidad que lo diferencia de los demás, en realidad podemos trabajar nuestros hábitos para fortalecer o atenuar diferentes características gracias al entrenamiento mental.
7 pasos para ser optimista
Al igual que sucede con el pesimismo, el optimismo no es un rasgo de la personalidad innato, sino que se trata más bien de una forma de pensar. La buena noticia es que podemos controlar lo que pensamos, pero hay que trabajarlo un poquito: todos podemos volvernos optimistas ante las situaciones y los cambios que se nos presentan en la vida.
Si te interesa adoptar una buena actitud vital y labrar el camino hacia la felicidad, sigue los 7 pasos que desarrollamos a continuación, con consejos para cultivar una actitud positiva.
1. Dedícate tiempo desde por la mañana
Da igual si te has levantado con el pie derecho o con el izquierdo: la manera en que arrancas por la mañana puede marcar la diferencia para el resto del día. Concédete el tiempo suficiente para no estresarte. Si te levantas la hora pegada, el resultado solo serán prisas y agobios, que afectarán a la hora de adoptar una buena actitud.
Ten por costumbre concederte un ratito por la mañana para salir a correr al aire libre, meditar o desayunar tranquilamente. Estas acciones te ayudan a mantener los niveles de azúcar en sangre estables, de manera que sentirás un buen equilibrio durante todo el día.
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2. Rodéate de gente con una actitud positiva
Quienes forman parte de un grupo de running o hacen entrenamientos en línea seguramente corran o hagan ejercicio en casa con más frecuencia que quienes no se juntan con nadie. Ocurre lo mismo con las actitudes: te resultará más fácil ver todo de forma positiva gracias a la gente optimista a tu alrededor. Es decir, si quieres que tu mundo interior se llene de sentimientos positivos, aléjate todo lo posible de la gente negativa.
En tu entorno laboral, familiar y amistoso, ¿quién suele estar de buen humor, tiene metas, hace actividades de forma espontánea, no le tiene miedo al cambio y gestiona bien los problemas y los momentos de crisis? ¿Qué puedes aprender gracias a estas personas? Una cosa está clara: pasar más tiempo con personas así te llenará de optimismo, porque es contagioso.
3. Escribe un diario de gratitud
Nuestra percepción de las cosas se compone de las experiencias que hemos ido acumulando. Por ejemplo, si empiezas a ir a yoga y no te gusta tu profe, tendrás una visión bastante negativa sobre esta disciplina. En cambio, si las clases te encantan, tu impresión será totalmente distinta y te llevará a tener una actitud positiva.
Una buena estrategia para cultivar una actitud positiva es escribir un diario de gratitud. Cada noche, escribe tres cosas que te hayan hecho feliz ese día, ya sea una persona, algo material o un acontecimiento, y da gracias por esos regalos del día.
¿No sabes por dónde empezar? Prueba a hacerte las siguientes preguntas sobre el día de hoy:
- ¿Qué he conseguido hacer?
- ¿Quién me ha hecho sonreír o reír?
- ¿A qué no habría querido renunciar?
- ¿Qué me ha hecho feliz?
4. Expresa pensamientos positivos
La forma en que formulamos lo que pensamos tiene una gran influencia en nuestro estado de ánimo. De esta manera, quienes se dicen muchas palabras negativas, como “nunca”, “no”, “malo”, “horrible”, “aburrido” o “molesto” tienden más hacia el pesimismo.
Si te suele pasar esto, haz el ejercicio consciente de pensar en lo que te ocurre por medio de un vocabulario positivo, lo cual te llevará adoptar así una buena actitud ante la vida. Funciona mejor de lo que crees, ¡ya verás!
Consejo de nuestra redacción: ¿Cuándo fue la última vez que le hiciste un cumplido a alguien? Compartir un pensamiento positivo y hacer feliz a alguien también refuerza nuestros positivismo y felicidad propios. ¡No te cortes y derrocha cariño con tus seres queridos!
5. Comparte tus experiencias positivas
Todos podemos tener un mal día y, desde luego, conviene poder darle espacio a emociones como la rabia para evitar que nos carcoman por dentro. Sin embargo, aferrarnos constantemente a los sentimientos negativos e ignorar los otros no es nada saludable.
El arte de lograr una actitud positiva consiste en encontrar un equilibrio emocional y centrarse en los aspectos positivos de cualquier situación, siempre teniendo en cuenta que no hay que bloquear los sentimientos negativos, claro. Es decir, si alguien te pregunta cómo estás y no te encuentras bien, responde con sinceridad. Pero no te quedes solo en lo negativo: también habla sobre tus metas y éxito en el trabajo, tus mejoras en el gimnasio o ese fin de semana relajante que pasaste hace un par de findes en la playa. Al centrarte en hábitos y acontecimientos positivos, os sentiréis mejor tanto tú como quien te escucha.
Para tener una actitud positiva automáticamente, encuentra tu equilibrio personal y poco a poco hazles hueco al bienestar y el pensamiento positivo en tu vida.
- Enfréntate a los desafíos buscando soluciones
Alguien con una actitud positiva considera que todo problema presenta un desafío para el que hay que encontrar una solución adecuada. El pesimismo y la desesperación no solo no te llevan a ninguna parte, sino que además te ponen de mal humor y hacen que te sientas mal.
Lo mejor es que trabajes la confianza en ti a partir de preguntas como estas:
- Desde un punto de vista completamente realista, ¿qué es lo peor que puede pasar?
- ¿Qué puedo hacer o quién me puede ayudar si ocurre lo peor?
- ¿A qué desafíos me he enfrentado y cuáles he superado en el pasado?
- ¿Cómo afrontaría la situación si no sintiera miedo y tuviera la certeza de que no me va a pasar nada?
Gracias a preguntas como estas, la carga negativa de algo menguará, afrontarás la situación con valentía y encontrarás una solución más fácilmente.
7. Cultiva pensamientos positivos para creer más en ti
Aunque a veces digan cosas buenas, los pesimistas a menudo hablan mal de sí mismos.
Por supuesto, es importante reconocer tus propias debilidades, pero también tienes todo el derecho del mundo a hablar de lo que se te da bien. Ser positivo/a significa creer en ti mismo/a y en tus habilidades.
Hazte las siguientes preguntas:
- ¿Qué se me da especialmente bien?
- ¿En qué materia destaco respecto al resto?
- ¿Qué me hace sentir orgullo en particular?
Para trabajar tu propio desarrollo personal, recurre al pensamiento positivo para concentrarte en tus puntos fuertes. No malgastes energía pensando en lo que (todavía) no se te da bien. Lo mejor siempre está por llegar. Cree en ti mismo/a y cultiva el pensamiento positivo.
Actitud positiva: conclusiones
- Tener una actitud positiva lleva a un estado de ánimo positivo.
- Mientras que la gente negativa se revuelve en los malos recuerdos del pasado o teme lo que está por venir, alguien con una actitud positiva ve el lado bueno de las cosas y aprende lecciones positivas de cada experiencia.
- Cultivar el pensamiento positivo aumenta la esperanza de vida y reduce el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, presión arterial alta y depresión.
- La actitud positiva es una forma de pensar y, por tanto, se puede trabajar.
Fuentes del artículo
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