La densidad energética de los alimentos

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Como bien sabes, toda la comida no es igual. La diferencia más obvia entre una tableta de chocolate y medio kilo de manzanas es, principalmente, la cantidad de calorías que tienen. Dicha cantidad depende de la densidad de energía de esos alimentos, y es precisamente de esto de lo que vamos a hablaros en este artículo.

Densidad energética de los alimentos: ¿Qué nos indica?

La densidad energética de los alimentos nos indica el contenido de energía por cada unidad de peso. La medida de peso que se suele utilizar es 1 gramo o 100 gramos. La energía de un alimento son las kilocalorías que ingerimos al tomarlo. Los alimentos ricos en calorías no tienen por qué convertirse en nuestros enemigos, ya que pueden constituir un combustible esencial para dar el máximo tanto en el deporte como en nuestra vida diaria.

Los hidratos de carbono, grasas, proteínas y alcohol nos aportan diferentes cantidades de energía. Si quieres conocer más sobre la cantidad de energía que nos aportan los diferentes alimentos te recomendamos que consultes nuestra tabla calórica.
Un ejemplo de densidad calórica: en 100 g de chocolate encontramos unas 550 calorías. Cuando ingieres 100 g de pan obtienes unas 210 calorías. Por tanto, podemos decir que el chocolate tiene una densidad calórica superior a la del pan.

¿Como se calcula la densidad calórica?

Gracias a la información que encontramos en los envases de los alimentos no tenemos que calcular nosotros mismos la densidad calórica de los diferentes productos. Esto es así desde que hace unos años se estableció por ley la obligatoriedad de incluir la información nutricional en las etiquetas. El aporte energético es uno de los valores que ha de figurar en las mismas, por lo que te resultará de lo más sencillo conocer las cantidades de los alimentos que consumes.

El hecho de que una alta densidad calórica no implica, per se, que un alimento sea poco saludable lo podemos apreciar claramente en el caso de los frutos deshidratados. Estos contienen unas 2,7 kcal. por gramo; más, incluso, que las patatas fritas hechas al horno, por poner un ejemplo.

Esto se explica, principalmente, porque la densidad energética viene determinada por el contenido de agua y de grasas. Los carbohidratos y las proteínas no influyen tanto en sus valores. Por último, resultan también relevantes los macronutrientes de los que se compone un determinado alimento.

Alimentos con baja densidad energética

Los alimentos bajos en densidad de energía suelen contener, además de una gran cantidad de agua y de fibra, pocas grasas. En este grupo podemos encontrar alimentos con una densidad por debajo de 1,5 kcal/g. Es el caso, por ejemplo, de las frutas y verduras.

Alimentos con una densidad energética media

Los alimentos con una densidad energética media son aquellos que contienen entre 1,5 y 2,4 kcal/g.

Alimentos con una densidad energética alta

Los alimentos con una densidad energética alta contienen, por su parte, gran cantidad de grasas y/o azúcar, además de contener poca agua. Los alimentos de este tipo suelen estar altamente procesados y contar con una lista de ingredientes bastante larga.

¿Ayuda a perder peso una alimentación baja en densidad energética?

En líneas generales, para perder peso nuestro cuerpo ha de quemar más calorías de las que ingerimos con la comida. Se suele recomendar un cambio de dieta para lograr un déficit calórico moderado de entre 300 y 500 calorías. Para hacerte una idea de tu propio metabolismo, te recomendamos que consultes nuestra Calculadora de Calorías.

Según organizaciones como la Sociedad Alemana de Nutrición, una dieta de baja densidad energética puede reducir el consumo de energía en personas adultas con sobrepeso. De acuerdo con esta premisa, el factor decisivo para estar lleno es la cantidad de comida que consumimos. Suponiendo entonces que los alimentos con una densidad energética baja causan una saturación similar a aquellos más densos energéticamente hablando, la ingesta de calorías se vería reducida dentro de un mismo nivel de saturación.

En una alimentación equilibrada, con mucha fruta y verdura y una buena cantidad de fibra estaríamos consumiendo alimentos con una baja densidad energética. Estos alimentos consiguen saciarnos, a la vez que nos proveen de una buena cantidad de vitaminas y minerales. El consumo de calorías, por su parte, se ve reducido en comparación con una alimentación en la que abundan los productos procesados. En definitiva, nos permiten alcanzar un estado de déficit calórico con relativa facilidad.

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Conclusiones

  • La densidad energética indica la cantidad de calorías por cada unidad de peso
  • En ella influyen la cantidad de agua y/o de grasa 
  • Los alimentos con una densidad energética baja pueden ayudarnos a alcanzar un déficit calórico
  • Por medio de una gran ingesta de este tipo de alimentos conseguiremos saciarnos fácilmente
  • También pueden ahorrarnos los típicos ataques de hambre

Fuentes del artículo

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