7 errores en tu forma de alimentarte que no cometerás este verano
Con el calor del verano, son muchas las trampas que amenazan la dieta. Quizá te hayas encontrado comiendo casi exclusivamente polos en un día especialmente caluroso. O que la cerveza después de trabajar forme parte de tu rutina diaria en esta época del año. Te mostramos 7 errores típicos en nuestra alimentación que todos cometemos en verano y te damos consejos para evitarlos este año.
Para un cuerpo sano, no solo es crucial una dieta adecuada en verano, sino también realizar ejercicio.
N.º 1 Helados por doquier
Evidentemente, el verano es la temporada de los helados. Pero si todos los días vas a una heladería para tomarte algo fresco, te darás cuenta rápidamente de las calorías adicionales. Un exceso de helados en la dieta tampoco es precisamente saludable. Y por muy buenos que estén, los helados contienen mucha grasa y azúcar. Si optas por un helado o sorbete de frutas, es mejor porque se elabora sin nata ni huevo, pero no deja de ser una bomba de azúcar. ¿Los polos son la solución? Por desgracia, no, ya que tienen mucho azúcar, colorantes y aromatizantes. Esto no significa que el helado esté prohibido en verano, solo que debes disfrutarlo a conciencia y no todos los días.
Si elaboras tu propio helado, puedes decidir la cantidad de azúcar que incluye. ¿Buscas inspiración? Prueba un helado proteico de yogur y frambuesas.
N.º 2 Fruta dulce
La fruta es sana, ligera y el alimento perfecto para el verano. Sin embargo, no hay que exagerar con las fresas, la sandía y demás, porque la fruta contiene fructosa y nuestro cuerpo sólo puede absorberla hasta un cierto límite que depende de cada uno. Si tomamos demasiado azúcar, llegará a partes más profundas del intestino, donde es digerido por las bacterias intestinales. Esto produce flatulencia, diarrea y dolor abdominal.
El límite individual de cada uno puede superarse rápidamente: un batido para el desayuno, una ensalada de frutas con requesón para el almuerzo, una mezcla de frutos secos con pasas como merienda y sandía de postre por la noche. Esta dieta aparentemente saludable ya sería demasiado para muchos. Además, los refrescos, los dulces y los productos precocinados contienen fructosa oculta. Esto se debe a que, cada vez con más frecuencia, se utiliza un jarabe barato de fructosa-glucosa en los productos ultraprocesados.
N.º 3 No te olvides de las proteínas
No es ningún secreto que, sin proteínas, resulta difícil desarrollar y mantener la musculatura. Pero en verano muchos descuidan este nutriente en su dieta. Porque se come mucho fuera y de camino a algún sitio. Y lo que hay en el bar de la piscina son patatas fritas y no requesón desnatado. Además, las altas temperaturas hacen que a menudo tengamos poco apetito. Pero con pequeños consejos y trucos tú también puedes ingerir suficiente energía y proteína en verano. Nuestra Clear Whey, por ejemplo, es ligera, refrescante y rica en proteínas. Está tan deliciosa como tu refresco favorito y además no lleva azúcar. También es ideal para beber sobre la marcha.
Además, cuando hace calor, el tipo de proteína es determinante.. La proteína de origen animal calienta el cuerpo.. Así que, si ya estás perdiendo mucho líquido al sudar, la próxima vez que estés en una barbacoa será mejor que te pases a alimentos de origen vegetal. Y con un efecto secundario genial, ya que, de paso, también estás haciendo algo por el clima.
N.º 4 Refresco chispeante
Una caña en la barbacoa, un cava cuando sales con las amigas o una bebida isotónica después del paseo en bicicleta. En verano se presentan muchas ocasiones para tomar refrescantes bebidas alcohólicas. Pero vale la pena prescindir del alcohol más a menudo. Porque se sabe que daña el hígado, contiene muchas calorías y puede ralentizar el desarrollo muscular. Así que el agua es y sigue siendo probablemente la mejor bebida en verano.
Descubre los efectos del alcohol en tus objetivos de musculación aquí.
¿Por qué el alcohol es particularmente poco adecuado en verano?
- El alcohol estimula el metabolismo → empiezas a sudar
- Cuando hace mucho calor, el cuerpo reacciona más rápida e intensamente al alcohol → se pueden dar problemas circulatorios
- Las bebidas alcohólicas no son útiles para calmar la sed, porque privan al cuerpo de líquidos y minerales → es más probable la deshidratación
- Precaución: playas, lagos o piscinas y el consumo de alcohol → mayor riesgo de lesiones y ahogamiento.
N.º 5 Las bebidas frías te hacen sudar
Y si no es cerveza, ¡al menos una refrescante limonada para combatir el calor! Este es también uno de los errores dietéticos típicos del verano. Porque independientemente de la temperatura exterior, tu cuerpo siempre tiene la misma. Por tanto, todo lo que comes lo calientas o enfrías hasta alcanzar la temperatura corporal. Si bebes agua helada, tu cuerpo produce calor para llevar el líquido a la temperatura adecuada. El resultado: empiezas a sudar e incluso a perder líquido. Exactamente lo contrario de refrescarte. Además, las bebidas demasiado frías pueden irritar el estómago. Y eso puede provocar ardor o dolor abdominal.
Así que es preferible una bebida a temperatura ambiente o incluso un té. Porque las bebidas calientes dilatan los vasos sanguíneos. Y así el organismo puede absorber mejor los líquidos.
N.º 6 Los microbios se desmadran con las temperaturas veraniegas
El verano es temporada alta para las infecciones gastrointestinales. Las temperaturas cálidas son el caldo de cultivo ideal para patógenos como la salmonela. Suelen transmitirse al ser humano a través de alimentos contaminados o en mal estado. Los niños, las mujeres embarazadas, los ancianos y las personas inmunodeprimidas corren especial riesgo. Sin embargo, en general se pueden evitar las infecciones transmitidas por los alimentos:
- Respeta la cadena de frío, especialmente en el caso de los alimentos muy perecederos, como la carne. Lo mejor es ir de compras con bolsas isotérmicas y acumuladores de frío.
- Los alimentos no se deben congelar nuevamente después de haberlos congelado y descongelado. Esto ocurre rápidamente con los envases grandes de helado.
- No comas carnes y pescados crudos. Mejor deja para el invierno el sushi y demás. Ten también cuidado con alimentos a la brasa que no estén completamente hechos.
- Si vas a comer al aire libre, aparta rápidamente la comida restante del sol y vuelve a meterla en el frigorífico.
- Cuidado con la mayonesa hecha con huevos crudos. Intenta probar la versión vegana en verano.
- Si te comes un trozo de tarta en una cafetería, un bocadillo de pescado con salsa tártara por el camino o un helado de un puesto de helados, fíjate bien en todo. Si la tienda te parece poco higiénica, es mejor que no tomes nada.
N.º 7 Cenas copiosas por la noche
Sólo a última hora de la tarde el calor se hace soportable y, además, hay luz hasta las tantas. Así que es lógico que muchas personas pospongan la cena unas horas. Si preparas algo ligero como un plato de verduras, no hay problema. Sin embargo, una cena pesada te privará de un sueño reparador. Así que come un poco antes o solo comidas ligeras por la noche.
Si no tienes mucho apetito durante el día debido al calor, puedes tener mucha hambre por la noche. Pero las patatas fritas y los dulces no son una buena idea en ese momento. En su lugar, prueba un batido rico en proteínas.
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