Pole dance: ¿Qué beneficios aporta como deporte?
De la noche y los clubs de striptease a las salas de los gimnasios y los entrenamientos en casa. Donde había alcohol y humo de tabaco, ahora hay barritas energéticas y bebidas isotónicas. En los últimos años, el pole dance se ha convertido en una de las grandes tendencias dentro de las actividades deportivas. Tanto que empieza a ser conocido también como pole fitness o pole sport, y cuenta con competiciones internacionales organizadas por la International Pole Sport Federation (IPSF). Además, se encuentra en proceso de ser reconocido como deporte olímpico. Entonces, ¿qué es lo que ha hecho de esta actividad física uno de los deportes de moda? Para empezar, el innegable atractivo de juntar baile y acrobacias sobre una barra fija vertical donde la concentración, la coordinación y la fuerza son protagonistas. También es excelente para quemar calorías y tonificar los músculos, especialmente brazos y piernas, así como para mejorar nuestra flexibilidad. Y este ejercicio tan sexy tiene todavía más beneficios.
Esfuerzo físico de intensidad media
Aún queda mucha información por estudiar y conocer en cuanto al pole dance, pero a medida que aumenta su popularidad, crece también el interés de la comunidad científica. Por ejemplo, en el año 2019, el Journal of Strength and Conditioning Research publicó el primer estudio sobre la fisiología del pole dance. Los investigadores reunieron a 14 practicantes de nivel avanzado y se realizó una medición del gasto energético que generaba una clase de pole dance.
El resultado fue de 280 calorías en una clase de una hora, incluyendo calentamiento, entrenamiento y estiramiento después de la actividad física. Se midieron también la frecuencia cardiaca y otros parámetros fisiológicos y se llegó a una conclusión: una clase de pole dance puede considerarse como un esfuerzo físico de intensidad media. Teniendo en cuenta las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud de hacer “al menos 150 minutos de actividad física aeróbica de intensidad moderada o vigorosa por semana”, parece que practicar un deporte como el pole dance por lo menos tres veces por semana, nos ayuda a protegernos contra el desarrollo de enfermedades crónicas como hipertensión arterial y colesterol, y enfermedades del corazón.
Más fuerza y estabilidad postural
¿Sientes que te cuesta levantar ciertos pesos en tu vida diaria y crees que necesitas ponerte más fuerte? Entonces puede que el pole dance también sea una buena idea. Un estudio publicado en The Journal of Sports Medicine and Physical Fitness analizó a 52 mujeres que practicaban este deporte y llegó a la conclusión de que “la práctica regular de pole dance puede contribuir a un aumento significativo de la fuerza y mejora de la estabilidad postural, que es importante para todo el sistema musculoesquelético”.
Sin embargo, este mismo estudio también señala la necesidad de que se realicen más estudios sobre el “impacto negativo de los ejercicios de pole dance sobre el sistema musculoesquelético”. Porque no podemos dejar de abordar el principal aspecto menos positivo de la práctica habitual de pole dance fitness: las lesiones.
Tu primera clase
Finalmente te has decidido y te vas a lanzar a tu primera clase de pole dance. ¿Qué te hace falta? Pues sobre todo ganas de pasarlo bien y dejar la vergüenza de lado. Pero, también hay algunas cosas importantes a tener en cuenta. ¡Asegúrate de ir con la piel seca! No uses cremas ni lociones porque te harán deslizarte y en cuanto a la ropa, ¡cuanto menos mejor! Tienes que exponer tu piel para tener contacto físico con la barra a la hora de realizar los movimientos. Pantalones cortos, un sujetador deportivo y el pelo recogido para evitar que se enrede y te moleste. ¿Quieres darle un toque extra a tu entrenamiento? Unos tacones de aguja te ayudarán, no solo a sentirte más sensual sino a agarrarte a la barra mientras escalas.
Tu peso, tu estado físico y tu edad no suponen ninguna limitación a la hora de hacer pole dance. Es una actividad que se basa en enfrentarnos a nuestras limitaciones y aprender a superarlas. Además, las clases de pole dance se suelen realizar en grupos bastante reducidos y esto permite que el profesor o profesora esté muy pendiente y te ayude ajustando el nivel. ¿El último tabú superado? Que los hombres no entrenan pole dance. De hecho, en la mayor parte de las ocasiones,pueden tener mayor facilidad a la hora de ejecutar algunos movimientos, como los que suponen usar la fuerza de los brazos o los hombros. En cambio, es posible que sufran más que las mujeres a la hora de usar ciertos agarres de pierna o cuando la flexibilidad sale a relucir.
Lesiones en el pole dance y cómo evitarlas
Comencemos con la evidencia científica. En el año 2019, The Journal of Sports Medicine and Physical Fitness, publicó una encuesta global que revelaba que el 54,5% de las lesiones más comunes en pole dance se daban en los hombros, luego seguían las muñecas y la espalda con un 34,2% y un 24,7% respectivamente. Tan solo un año después, también el The Journal of Sports Medicine and Physical Fitness publicó otro estudio donde advertía a las personas que practican pole dance sobre “la relación entre el entrenamiento en esta actividad y el incremento en el riesgo de lesiones”.
Esta información puede resultar desalentadora frente a la idea de practicar pole dance pero, entonces, ¿qué podemos hacer? El mismo estudio al que acabamos de hacer referencia indica también que “los factores más importantes que pueden proteger de lesiones agudas en pole dance, son un calentamiento bien realizado y una dieta equilibrada”.
En cuanto a evitar lesiones o agravar las que ya se sufren, tenemos que destacar la importancia de recuperarnos por completo de una lesión antes de volver a la barra a ejercitarnos. De hecho un estudio publicado en la revista Nature en 2022, reveló que aquellas personas que hacían pole dance y volvieron a entrenar sin recuperarse por completo de una lesión anterior, tenían mayor riesgo de sufrir una nueva lesión.
Así que, cuando nos lesionamos, lo más prudente es acudir a un profesional para que evalúen el problema y nos informen sobre la recuperación que necesitamos para volver a estar al cien por cien y evitar futuras lesiones, o el agravamiento de las que ya hemos sufrido.
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Fuentes del artículo
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