¿Por qué no consigo bajar de peso? 5 causas y sus soluciones
Haces dieta. Haces ejercicio. Y aún así no consigues bajar de peso. No te desesperes. Te damos algunos consejos para que consigas mantener el peso a raya.
¿Qué hay que hacer para bajar de peso?
El principio básico para perder peso es simple: si quemas más calorías de las que ingieres al comer, creas un déficit calórico y pierdes peso. Si ingieres más calorías de las que quemas, esto se traduce en un exceso de calorías y ganas peso.
Consejo: Para alcanzar el peso que quieres, te recomendamos que calcules tus necesidades calóricas diarias. Para ello, puedes utilizar nuestro Body Check gratuito.
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Para llegar a un déficit calórico, tienes dos opciones. Por un lado, puedes cambiar tu dieta e ingerir menos alimentos y, por lo tanto, menos calorías. O también puedes hacer ejercicio de manera regular y, de esta manera, quemar más calorías. Lo más eficaz es combinar las dos opciones, es decir, hacer ejercicio y seguir una dieta saludable.
Sin embargo, algunas personas no consiguen perder peso aunque sigan una dieta más saludable y hagan ejercicio varios días a la semana. Hay muchos factores que influyen en esto. Te contamos cuáles pueden ser las causas y qué se puede hacer para solucionarlo.
5 causas por las que no puedes bajar de peso y sus soluciones
1. Has ganado masa muscular
Te miras en el espejo o comparas las fotos del antes y el después, y ves una clara diferencia. Sin embargo, la báscula no dice lo mismo. En realidad, esto es una buena señal. Significa que has perdido grasa y ganado músculo. La masa muscular aumenta la quema diaria de calorías y te ayuda a quemar aún más grasa.
Solución: No tengas en cuenta solo lo que marca la báscula. Mídete y toma nota de cómo va progresando tu cuerpo. Confía en tu instinto: si de repente notas que puedes volver a ponerte esos vaqueros que tanto te gustaban, quiere decir que vas por el buen camino.
2. No mantienes tu déficit calórico
Aunque sigas una dieta más saludable, es posible que no consigas mantener tu déficit calórico. ¿Pesas todo lo que comes y te informas sobre su aporte calórico para ver las calorías que tomas al día en realidad?
Incluso una ensalada puede contener muchas calorías si se aliña con un simple aceite de oliva u otro aderezo alto en calorías. ¿Bebes zumos, refrescos y alcohol? Pues son una fuente enorme de calorías. Un vaso pequeño de zumo, por ejemplo, contiene 100 calorías. Un botellín de cerveza puede llegar a tener más de 120.
Solución: Evita tomar líquidos que contengan una gran cantidad de calorías y lleva un seguimiento de los alimentos y las calorías que le proporcionas a tu cuerpo durante unos días. Así podrás descubrir las calorías que estás consumiendo en realidad.
Consejo: No comas alimentos y snacks con mucha azúcar, ya que pueden hacer que se te antojen más a menudo y son calorías que no necesitas. Si quieres bajar de peso, lo mejor es que los sustituyas por barritas de proteínas, que te llenan durante más tiempo, tienen menos calorías y, además, les proporcionan a tus músculos las proteínas que necesitan para crecer.
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3. Has calculado un déficit calórico calculado demasiado alto
Opción 1: Aunque las calculadoras de calorías suelen ser bastante exactas en sus cálculos, estos son solo valores teóricos que no tienen en cuenta todos los factores al medir nuestro cuerpo. Por ejemplo, una persona de 80 kg que esté fuerte y que haga ejercicio quemará más calorías que una persona del mismo peso que no suela hacer ejercicio.
Opción 2: Has adelgazado y, por lo tanto, tus necesidades calóricas han cambiado y debes calcular tu déficit calórico de nuevo. Es simple: no tienes las mismas necesidades calóricas si pesas 55 kg que si pesas 65.
Solución: Vuelve a calcular tus necesidades calóricas o reduce 100-300 calorías de tu ingesta diaria.
4. No tienes paciencia
Cada cuerpo es un mundo. Si quieres bajar de peso a largo plazo, tienes que tener paciencia. Es posible que pierdas un par de kilos el primer día que cambies tu alimentación y después te estanques. Esto quiere decir que tu cuerpo lo único que ha hecho ha sido perder agua. No se pierde grasa de la noche a la mañana.
Solución: Haz ejercicio y mantente activo en tu día a día. De esta forma, quemarás más calorías, fortalecerás tus músculos y te desharás más rápido de las reservas de grasa de tu cuerpo.
5. Tienes mucho estrés
El estrés es el peor aliado a la hora de bajar de peso. El estilo de vida que llevemos y la carga mental que tengamos puede hacer que nuestros niveles de la hormona cortisol (la responsable de llevar el estrés a nuestro cuerpo) estén por las nubes. Esto provoca que tengamos menos energía y que otras hormonas también se revolucionen, por ejemplo las que están relacionadas con el apetito, y terminemos comiendo más de lo que deberíamos (y peor). A la vez, intentar tener disciplina se hace más difícil cuando estamos estresados y, por lo tanto, llevar una dieta sana y hacer ejercicio se convierte en algo que nos da aún más estrés. Así es como comienza un círculo vicioso del que es difícil salir.
Solución: Date un respiro de vez en cuando. Elige un día para no hacer nada (ni siquiera ejercicio) y simplemente relajarte.
Conclusiones
- La pérdida de peso es algo que solo se puede conseguir si se mantiene un déficit calórico en el cuerpo.
- Tienes dos opciones para llegar a un déficit calórico y perder peso: cambiando tu alimentación y comiendo menos, o haciendo ejercicio y manteniéndote activo para quemar más calorías de las que ingieres.
Fuentes del artículo
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