Deshidratación – Consecuencias de la pérdida de líquidos
Aprende a reconocer los síntomas y a actuar en consecuencia. Nuestro cuerpo está compuesto en más de un 70 % por agua y la pérdida de solo un 2 % de líquidos en nuestro organismo puede acarrear la aparición de los primeros síntomas de deshidratación.
El agua participa en un sinnúmero de procesos corporales entre los que se cuentan el transporte de nutrientes, el enfriamiento del cuerpo o la producción de determinadas estructuras o de fluidos corporales como la saliva .
Si pasas cierto tiempo sin consumir líquidos, te estarás exponiendo a diversos problemas. Para evitar que éstos aparezcan, deberás lógicamente beber suficiente agua a lo largo del día. Decimos agua y no líquidos en general, ya que las bebidas como los zumos y los refrescos no son recomendables por su alto contenido de azúcar.
Definición
La deshidratación, también llamada hipohidratación, describe una pérdida elevada de agua en el cuerpo que puede provocar problemas y malestares físicos o incluso la muerte (exicosis).
Deshidratación: 3 formas de pérdida de líquido
La deshidratación se puede deber a dos factores principales. Se puede producir por un consumo insuficiente de líquidos durante un periodo de tiempo prolongado o por una pérdida excesiva de agua durante un periodo de tiempo determinado. Los expertos en la materia hacen la diferencia entre 3 tipos de pérdida de líquidos.
En este caso, los tipos de pérdida de líquidos dependerán de la proporción de agua y electrolitos perdidos por el organismo. Si pierdes agua y electrolitos en la misma proporción, estaremos hablando de una deshidratación isotónica. Ésta se produce por ejemplo en el caso de una pérdida abundante de sangre.
Si pierdes más agua que electrolitos, se tratará de una deshidratación hipertónica. Este tipo de deshidratación está por ejemplo relacionada con la fiebre, pero también con una transpiración excesiva relacionada con el deporte.
Por último, existe la posibilidad de que se produzca una pérdida de líquidos hipotónica. En este caso, el cuerpo perderá más electrolitos que líquidos. Este tipo de pérdida de líquidos puede ser compensado fácilmente bebiendo una bebida isotónica. El exceso de agua se verá simplemente excretado después.
Consejo de la redacción: la cantidad de agua que necesita el cuerpo humano cada día depende de factores tales como la edad, el peso o la actividad física. Si te cuesta beber tanta agua como deberías, en el Magazine tenemos un artículo en el que hemos reunido una serie de consejos con los que podrás elevar tu consumo de agua.
Síntomas y causas
Por suerte, la deshidratación no se produce de forma inmediata. Aunque la pérdida de líquidos se caracterice por ser lenta y progresiva, muchas personas no son capaces de reconocer sus primeros síntomas o los interpretan erróneamente. Por ese motivo hemos reunido a continuación los primeros síntomas de la deshidratación:
Comienzo de deshidratación
Uno de los síntomas más frecuentes de un consumo insuficiente de líquidos son las cefaleas. Las dificultades de concentración, el cansancio, los mareos o la orina oscura constituyen los primeros signos de una deshidratación. Si tienes la boca seca, podrás estar seguro de que deberías beber más agua.
La sed es no obstante la señal más clara de que nuestro organismo necesita agua. Esta sensación puede sin embargo ser confundida frecuentemente con el hambre, lo que implica que a veces no sientas sed, aunque no hayas bebido lo suficiente.
Causas de la deshidratación
Con esto llegamos a las causas más frecuentes de la deshidratación. En primer lugar se sitúa un consumo de agua insuficiente. Los medicamentos pueden por ejemplo influir tanto en las sensaciones de sed como en el flujo de orina, favoreciendo así la deshidratación.
Las enfermedades como los problemas renales, la demencia, la fiebre, los vómitos y las diarreas afectan asimismo al equilibrio hídrico de nuestro cuerpo. Los problemas de garganta pueden también limitar nuestras sensaciones de sed.
Consecuencias
La deshidratación prolongada y progresiva puede acarrear la aparición de limitaciones de salud más severas. Una de las primeras consecuencias de este tipo de deshidratación son los calambres musculares. Las náuseas, el estreñimiento, la insuficiencia renal, los desmayos e incluso la muerte pueden también deberse a una deshidratación persistente.
¿Cuándo hay que beber más agua?
En determinadas ocasiones deberás prestar especial atención a tu balance hídrico para poder prevenir las consecuencias perjudiciales de la falta de agua. Cuando hagas ejercicio físico intenso relacionado con el trabajo o el deporte, necesitarás agua en cantidad suficiente para poder mantener tu rendimiento y si estás embarazada o en periodo de lactancia, deberás asimismo beber más agua para que no os falten líquidos ni a ti ni a tu bebé.
Si llevas por ejemplo respirando durante un periodo de tiempo prolongado aire muy frío y seco, es muy probable que tu nariz se reseque y que debas por ello beber más agua. El aire frío puede absorber menos líquidos que el aire caliente, lo que provoca la desecación de las mucosas.
Conclusiones
- La deshidratación es la pérdida excesiva de líquidos del organismo.
- Entre los síntomas más comunes se cuentan los dolores de cabeza, las sensaciones de mareo, la fatiga o la orina oscura.
- La sed suele verse confundida erróneamente con el hambre.
- Los medicamentos y las enfermedades pueden ejercer un impacto negativo en las sensaciones de sed.
Fuentes del artículo
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