Cómo funciona la ley de atracción

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©Catherine Falls Commercial

La ley de la atracción es la creencia de que es posible influir en lo que le sucede a una persona a través de la fuerza de sus pensamientos. Descubre en este artículo cómo funciona, qué hay detrás de su poder y cómo sacarle partido.

¿Qué es la ley de atracción?

¿Alguna vez has oído decir que los pensamientos se convierten en acciones? Precisamente esto es la ley de la atracción, en pocas palabras. También conocida como ley de vibración, se trata de una de las siete leyes universales y se basa en la teoría de que una energía atrae otra energía similar. No se refiere a una característica biológica, sino a la relación entre tu mundo interior y tu situación exterior.

Según esta teoría, tus pensamientos y sentimientos internos determinan las condiciones de tu vida: la forma en que las personas se comportan contigo y las oportunidades que tienes o no a tu disposición. Muchos conceptos de coaching motivacional y estrategias de desarrollo personal se basan en esta teoría.

Resumen de las 7 leyes universales:

  1. Ley del mentalismo
  2. Ley de la correspondencia
  3. Ley de la vibración
  4. Ley de la polaridad
  5. Ley del ritmo
  6. Ley de causa y efecto
  7. Ley del género

¿Cómo funciona la ley de atracción?

El principio básico de esta ley se basa en una analogía directa entre el interior y el exterior. Esto significa que, cuando cambies algo de tu interior, automáticamente se reflejará en tu entorno exterior.

¿Te preguntas cómo aplicar la ley? Probablemente ya lo hayas hecho más de una vez sin darte cuenta: sonríes a una persona desconocida en la calle, ella te devuelve la sonrisa y sientes cierta alegría. Y también puede suceder todo lo contrario: estás teniendo un mal día y parece que el resto de gente ha hecho un complot para fastidiarte aún más. Este principio está relacionado con el concepto de acción-reacción.

¿La ley de la atracción está científicamente comprobada?

No, la ley de la atracción no está científicamente comprobada. La hipótesis de que una energía atrae una energía similar como si fuera imán proviene de un libro publicado en círculos ocultistas a finales del siglo XIX. Desde entonces, esta ley ha formado parte de la filosofía esotérica y, a día de hoy, se trata de una teoría pseudocientífica muy popular. Una de las obras contemporáneas más influyentes sobre la ley de la atracción es la película y el libro El secreto, de la autora Rhonda Byrne (2006).

La explicación espiritual de la ley de la atracción se acerca a la teoría de la vibración, también un tema de estudio popular en sociología y, en cierta manera, relacionado con la fe. Se supone que cada individuo emite energía o vibraciones que interactúan con otras vibraciones de una frecuencia similar y las atraen.

Existe un concepto similar en psicología: la profecía autocumplida. Este fenómeno describe cómo una predicción parece hacerse realidad sin ninguna acción por tu parte. Sin embargo, más que tener valor en sí, se trata de una especie de espejismo: lo cierto es que si te repites a menudo que tal proyecto fracasará o, por el contrario, que será todo un éxito, inconscientemente cambiarás tu comportamiento para asegurarte de que esa profecía se hará realidad. Y esto no pasa porque sí, sino por el poder de tus propias acciones.

Por su parte, la percepción selectiva también favorece la ley de atracción: tendemos a percibir de una manera más fuerte lo que queremos ver o creer. Este fundamento subjetivo nos sirve como confirmación de la “realidad” de nuestros pensamientos y actuamos en consecuencia.

Cómo aprovechar la ley de la atracción

Según esta creencia, tú tienes la fuerza para crear tu propia realidad y de provocar tal o cual acción a través de tu pensamiento. Esto te da un sentido de responsabilidad y la posibilidad de lograr lo que te propones en la vida. No hay ninguna magia detrás de todo esto: recurre a esta ley como herramienta para darle un toque positivo a tu vida. Por ejemplo, si tu mente está más receptiva al amor, no es que el universo te vaya a conceder cualquier deseo y a regalarte a la pareja perfecta por arte de magia, sino que canalizarás más tu energía en esa dirección.

Siempre es importante tener en cuenta que no todo viene del interior y que hay muchas circunstancias externas que nos afectan y cuyas consecuencias a veces se salen de nuestro control, como las enfermedades, las obligaciones, los gastos o los errores. La ley de atracción no convierte tu vida en un mundo maravilloso en que se cumplen todos tus sueños ni cambia las leyes externas ni previene las (malas) acciones de otras personas. Y tampoco hay que utilizarla para hacer acusaciones como: “Mira, a Fulanita le pasó no sé qué y, claro, es su culpa.”

Desde luego, puedes contagiar con tus pensamientos (tanto positivos como negativos) a quienes te rodean y su manifestación puede influir en tu realidad.

Determina cuáles son tus sentimientos y pensamientos

Tomar conciencia de las cosas es el primer paso hacia el cambio y requiere un arduo trabajo. ¿Sabrías identificar qué es simplemente tu percepción y qué está sucediendo en realidad, tanto respecto a las otras personas como a lo que te pasa? Cuando sientas o pienses algo, trata de analizar el proceso y averiguar de dónde viene. ¿Qué creencias hay detrás? ¿Son beneficiosas para tu vida, tu mente y tu felicidad?

El principio de vibración resuena en el nivel más profundo de tus pensamientos y emociones sinceros, no a partir de una imagen falsa sobre ti. Al conocerte mejor y atreverte a actuar no a raíz de tus emociones sino de tus convicciones y valores internos, aumentarás las probabilidades de encontrar algunos de estos valores en tu entorno externo.

Acepta tus emociones y actúa conscientemente

Da igual si sientes ira, tristeza o alegría: la aceptación y la comprensión es el primer paso para estar más en sintonía con tu cuerpo y tu mente y actuar de forma auténtica. Al hacer este trabajo personal, puedes explorar libremente la resonancia con tu verdadero “yo”.

Aceptar tus emociones no significa que no debas cambiar nada negativo. De hecho, la aceptación es un mejor punto de partida para mejorar, en vez de gastar todas tus fuerzas en rechazar (y bloquear) todo lo que sea negativo. La tristeza, los celos o la ira no se pueden superar de la noche a la mañana.

Uno de los primeros pasos es reconocer que estas emociones forman parte de tu universo emocional actual. En lugar de dejar que controlen tus acciones y dejarte llevar impulsivamente por todo lo que sientes, trata de reconocer los sentimientos a medida que surgen y actúa conscientemente de la manera que quieres. Este tipo de ejercicio emocional puede resultar muy difícil al principio, pero aprenderás con la práctica y, a la larga, te dará una mejor calidad de vida.

Modifica tu vocabulario interior

Si eres una persona que se repite cosas como “Uf, todavía me queda por hacer X”, puedes probar a cambiar este fundamento y corregirte mentalmente pensando “Puedo/voy/tengo derecho a hacer X”. Igual al principio te parece una tontería, pero no lo es. Si tu cerebro aprende que cada pensamiento (o incluso sueño) se puede hacer realidad, tiene un mayor valor poder/tener derecho a hacer algo que etiquetarlo como una obligación.

Tener un vocabulario positivo o formular metas, intenciones o deseos de manera positiva puede debilitar poco a poco tus creencias destructivas y cambiar gradualmente tu estado mental. Según la ley de la atracción, la vida corresponderá X pensamiento con X hecho.

Tómate lo que te pasa como oportunidades, no como contrariedades

A diario nos enfrentamos a situaciones más o menos difíciles. Es una parte inevitable de la existencia. Trata de centrarte en el lado positivo. ¿De verdad te ha amargado el día completo que el tren llegue tarde? ¿O, por el contrario, te ha dado la oportunidad de leer un capítulo más de tu novela o hacer cualquier otra cosa? Cuando algo no salga según lo planeado, intenta siempre mantener la calma interior. Especialmente si no puedes cambiar la situación ni la puedes controlar, tus pensamientos o tu apreciación de los hechos no deberían arruinarte el día.

Céntrate en tu atención, tus deseos y tus objetivos

Cuando vas en bici, tienes que mirar hacia dónde quieres ir. Lo mismo ocurre con la vida. Según la ley de la atracción, la energía fluye. En vez de concentrarte en lo que te falta, enfoca tus sentidos en la felicidad y en lo que te va bien y proyecta tus aspiraciones y sueños como opciones realistas de un plan donde tú tienes un papel importante.

Energía positiva, por favor

No hay que ser optimista en todo momento. Eso es imposible. Pero nunca está de más favorecer la positividad. Si no te tomas a pecho ni te afecta personal y emocionalmente que, por ejemplo, se retrase el metro, abrirás las puertas al optimismo de otras personas. A diferencia de cuando proyectamos energía negativa, ¡todos salimos ganando!

La ley de atracción: conclusiones

  • La ley de atracción es una de las 7 leyes universales y se basa en la idea de que una energía atrae otra energía similar y que su frecuencia interna resuena de acuerdo con la de su entorno. Y todo se basa en tus creencias profundas, tus suposiciones y tus valores.
  • Según la ley de la atracción, puedes influir en tu realidad y tu plan vital con la fuerza de tus pensamientos.
  • Esto no es excusa para justificar el comportamiento inapropiado de otras personas, caprichos del destino ni accidentes.

Fuentes del artículo

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