Qué pasa cuando dejas de entrenar
Enfermedades, lesiones, falta de motivación… Por muy diversas que sean las razones que puedan alejarnos del deporte, las consecuencias de este cambio de hábitos son menos numerosas. En el artículo de hoy te las desvelamos.
Si padeces una enfermedad que te obliga a dejar de hacer ejercicio, deberás tomarte el descanso en serio y dejar que tu cuerpo se recupere completamente. No hay nada peor que pasar semanas enfermo porque no has sido suficientemente paciente para curarte del todo.
En el caso de las lesiones o de la falta de motivación, la situación es distinta. Si estás lesionado, siempre puedes encontrar tipos de entrenamiento alternativos que te permitan mantenerte en forma.
Si la falta de motivación te impide hacer deporte; tómate un respiro, reúne las fuerzas que te faltan y ponte manos a la obra. Cuanto más tiempo dejes pasar antes de volver a hacer ejercicio, más te costará volver a tus hábitos deportivos. Sigue leyendo para descubrir por qué.
Consejo de la redacción: procura seguir llevando una dieta equilibrada incluso durante la pausa del entrenamiento para que tus músculos sigan recibiendo un aporte suficiente de proteínas y puedas así mantener la masa muscular obtenida con tanto esfuerzo. Nuestra Proteína Whey es perfecta para lograrlo, ya que contiene 20 g de proteína por porción.
Tu metabolismo se ralentiza
Cuando entrenas regularmente, tu circulación sanguínea se ve estimulada, lo que contribuye a su vez a acelerar tu metabolismo. Los entrenamientos HIIT pueden incluso ocasionar la aparición del efecto postcombustión gracias a su elevada intensidad.
Este efecto es responsable de que sigas quemando calorías incluso horas después de haber hecho ejercicio. Si dejas de hacer deporte durante un par de días, tu metabolismo empezará a ralentizarse y tus reservas de grasa volverán a llenarse rápidamente.
Tu fuerza y tu resistencia decrecen
Es realmente frustrante, pero por muy bien que hayas estado entrenando, tu rendimiento descenderá notablemente si dejas de hacer ejercicio durante dos semanas. Tu resistencia empezará por ejemplo a empeorar a los dos días de haber hecho deporte por última vez. Lo mismo ocurre con la fuerza muscular. Los músculos gastan energía y si nuestro cuerpo tiene la impresión de que tenemos un volumen muscular innecesario, tenderá a reducir ese “exceso” de masa muscular para ahorrar energía.
Tu nivel de azúcar en sangre aumenta
Cuando no haces ejercicio, tu nivel de azúcar en sangre tiende a aumentar. Es lógico que tus niveles de azúcar aumenten después de haber comido, pero el deporte ofrece la ventaja de que no hace falta liberar tanta inulina, ya que el azúcar es almacenado en tus músculos para ser empleado como combustible. Cuando paras de hacer deporte, tu organismo se ve obligado a producir más inulina porque tus reservas de los músculos dejan de ser vaciadas.
Tu presión sanguínea aumenta
La gente que hace deporte tiene por regla general una presión sanguínea más baja que aquella que lo no hace. Esto se debe a que los vasos sanguíneos se ven sometidos con regularidad a un aumento de la presión sanguínea durante periodos de tiempo limitados a causa del ejercicio habitual. Todo ello tiene lógicamente un impacto positivo en su elasticidad.
La presión sanguínea aumenta porque las paredes vasculares pierden elasticidad. Al hacer ejercicio regularmente, los vasos sanguíneos se ven sometidos a presiones variadas. Esto obliga a nuestro cuerpo a adaptarse mejorando así la elasticidad de las paredes vasculares. Consecuencia: la presión sanguínea decrece en general.
Tu estado de ánimo empeora
Diversos estudios han demostrado que después del entrenamiento aumenta la producción de serotonina, la hormona de la felicidad. En cuanto paras de hacer ejercicio, tu organismo empieza a producir esta hormona en menor cantidad. Consecuencia: te sientes deprimido y falto de energía.
Manejas peor el estrés
El deporte constituye una herramienta moderna para que tu cuerpo procese y combata el estrés. Cuando dejas de hacer ejercicio, tu cuerpo para de eliminar la adrenalina y el cortisol, hormonas del estrés que se ven por ejemplo también secretadas por el estrés del trabajo. Si dejas pasar el tiempo sin tratar de eliminar el estrés, estarás exponiéndote a enfermedades tanto físicas como mentales.
Los dolores de espalda y las contracturas se hacen más frecuentes
Los músculos tonificados cumplen una función de soporte y de alivio para las articulaciones. Esta propiedad es particularmente beneficiosa para tu espalda, tus hombros y tus cervicales. Cuando se produce una pérdida de masa muscular, la presión cotidiana sobre tus articulaciones se hace más notable y tu postura corporal empeora. Todo ello supone un incremento del riesgo de lesiones en la espalda, el cuello y los hombros.
Conclusiones
- Dejar de hacer ejercicio tiene consecuencias negativas para el cuerpo y la mente.
- Estas consecuencias empiezan a hacerse palpables a las dos semanas de haber dejado de hacer ejercicio.
- Tu masa muscular disminuye y tu organismo almacena una mayor cantidad de grasa.
- Tu fuerza y tu resistencia disminuyen rápidamente.
- Tus niveles de azúcar en sangre y tu presión sanguínea aumentan.
- Tus niveles de estrés aumentan.
- Los dolores de espalda se hacen más recurrentes porque el alivio que ejercen los músculos en las articulaciones decrece.
Fuentes del artículo
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